A pesar de que Andi podría ser la mente maestra detrás de la operación, es ella la que tiene la boca de pirata y el pasado turbulento en bares de mala muerte.

Empezó su primer negocio a los 16 años y, desde entonces, ha vivido una vida de pirata (sustituyendo el ron por el whisky). Viajó por todo el país cuando tenía poco más de 20 años mientras dirigía una agencia de diseño gráfico y web, así como un negocio de coctelería para eventos privados. Pasó un par de años en el mundo del skate, dirigiendo una revista de longboard de descenso y bebiendo litros de whisky en el almacén de Vans mientras charlaba con los Z Boys y los profesionales de Powell.

Su paladar se fue refinando con los años, a medida que probaba todos los whiskies que podía conseguir.

Antes de conocer a Nemo, nunca le habían interesado mucho los cócteles; sin embargo, tiene experiencia en química y en la formulación de perfiles de aromas gracias a su otro negocio, Whiskey, Ink, & Lace . Las mismas habilidades necesarias para formular aromas para productos de cuidado personal se han trasladado con éxito a la degustación, la creación y la crítica de cócteles y licores.

Ella aporta un poco de ese pasado agitado y turbulento a su enfoque de la industria de los bares y las bebidas alcohólicas.